miércoles, 25 de febrero de 2009

Jesús Márquez-Jesús Márquez


A pesar de que su canción era una más entre 24 grandes temas de otros tantos artistas, no me pasó desapercibido Jesús Márquez la primera vez que lo escuché. Una de sus canciones estaba incluida en el disco “Café Libertad 8. El templo de la canción de autor”, editado en 2005 por “Libertad 8 Records”.

Entre todas las canciones de aquel recopilatorio, me gustó especialmente la “Canción para una diosa” de Jesús Márquez, me llamó la atención esa otra visión de “Ojos verdes”; al escucharla me pareció que estaba delante de unos versos que, en el fondo, seguían siendo una copla, con acento inequívocamente andaluz, pero transformada por el ambiente urbano de Madrid. Evidentemente esta es una visión muy personal, que seguramente me tiraría por el suelo cualquier crítico musical: pero como no lo soy, y escribo como simple aficionada, puedo dejarme llevar por las sensaciones que producen las canciones en quienes las escuchan.

Sin embargo, no creo que sea sólo una impresión personal, si digo que este artista es especial, su voz tan particular, su música, y la selección de textos que aparecen en este disco, que lleva su nombre, lo demuestran.

Grabado “a ratitos” entre 2006 y 2007, representa el trabajo de cuatro años; casi el tiempo que yo llevo esperando su publicación, porque quien escucha sus canciones y su música se queda enganchado a la obra del artista. Y no debo ser la única aficionada a quien le pasa esto, puesto que su única promoción, al menos la única que yo he visto, es una proposición al lado de la carátula del disco que dice “Escúchalo, te sorprenderá”, y creo que así es.

Empecé a escuchar sus canciones hace como tres años, esperaba con interés esta publicación, tan anunciada pero que nunca aparecía, ahora ya si, se ha publicado a través de El Pescador de Estrellas, compañía discográfica de Paco Ortega.

El cd “Jesús Márquez” ha sido publicado en 2008 y consta de 12 canciones, todas ellas en su conjunto, representan un buen muestrario de la calidad y diversidad musical del autor. Yo destacaría especialmente “Ciudadano Daniel, ciudadano nadie” de Daniel Macías, porque describe perfectamente, y con todo el arte del mundo, algo que todos sabemos muy bien; que es muy fácil ser ciudadano si no te caes al suelo, si no tienes hambre, “sólo hay que vestir como todos, y caminar con cierta urgencia sin sonreír, y sin mirar fijamente a nadie”. Tiene el encanto añadido de esas conversaciones callejeras que se escuchan de fondo, y que llevan directamente a Triana, o a Jerez, de la mano de José “Caraoscura” y Diego Magallanes.

El “Instante galáctico” de Eladio Orta, es una curiosidad de dos estrofas, totalmente galáctica, no sabría describirla de otra manera, hay que escucharla. También “Hambre”, de Inma Luna, es un tema curioso, una canción hecha con gran originalidad, todo lo que se puede pedir, lo hace con palabras sueltas y simples, que forman un gran conjunto. Son muchos los autores que figuran en el disco y no quisiera olvidar a ninguno de ellos, aparte de los que he nombrado, hay letras de Antonio Orihuela, Luis Felipe Comendador, Fernando Segovia, Antonio Ramírez Almansa.
De “Canción de amor para una diosa” de Santiago Gómez Valverde, ya he hablado; para mí que es una “copla urbana”, con el encanto y la ilusión de escuchar el mar de Madrid. Una letra y una música que es para mí es una preciosidad. Y hablando de preciosidades, una canción que quiero destacar especialmente, ya me pareció un lujo cuando la escuché la primera vez, simplemente en la voz Jesús Márquez sin más acompañamiento que la guitarra, “Flor de Romero”, letra y música de Rafael Moreno y adaptación de Jesús Márquez.



Pero aparte de lo que yo pueda decir como aficionada a la canción de autor, recomiendo la presentación que del artista hace Luis Felipe Comendador, y que se incluye en su espacio en internet: http://www.myspace.com/jesusmarquezzz

Canciones del disco:

1. Ciudadano Daniel, ciudadano nadie
2. Ahora que ya hemos muerto
3. Instante galáctico
4. Flor de Romero
5. El deshielo
6. Amantes en un aparcamiento
7. Hambre
8. Me gusta verte andar
9. La muerte, pasajera
10. Los alemanes iban vestidos de gris, tú ibas vestida de azul
11. Canción de amor para una diosa
12. Como reconocerte en silencio

María Gracia Correa


lunes, 2 de febrero de 2009

Paco Ibáñez-Los unos por los otros

Hablar de Paco Ibáñez es hablar de tres temas a la vez: música de cantautor, poesía y compromiso político de la música (con ‘m’ mayúscula). El transcurso del tiempo les ha ido «poniendo canas», con mejor o peor fortuna, a cada uno de ellos: la poesía pervive, por supuesto, pero el compromiso social de la música está bajo mínimos en estos tiempos de las radio «fórmulas» y los cantautores («trovadores y juglares», les llamó José Agustín Goytisolo) se han convertido en un mito, en una fábula del «futuro pasado» —permitidme parafrasear el título del inolvidable disco de The Moody Blues— que pervive en el recuerdo de los que entonces se llamaron progres, una generación ni mucho menos perdida que contribuyó al cambio de muchas sensibilidades.

Volvamos la vista atrás. Corre el año 1958 y una amiga de Ibáñez llega a Cadaqués con una grabación de prueba de canciones con letras de poemas de Góngora y Lorca. La «maqueta» es entregada a Salvador Dalí que, luego de escucharla, quiere conocer inmediatamente a aquel joven de cara seria y entrecejo casi siempre fruncido que le presta un cierto aire de tristeza. Del encuentro nacería posteriormente un disco cuya portada fue realizada por el pintor catalán y que contenía poemas cantados de los autores citados, tales como: Canción de jinete; El lagarto está llorando; La señorita del abanico o La más bella niña… Este disco anticipó al que nos ocupa —Los unos por los otros— una preciosa grabación de 1967 publicada en España por Polydor, con producción de Moshé Naim —un millonario amigo de Dalí que vivía en París— quien dedicó una parte de su dinero a financiar la cultura. Naim escribió en el encarte del vinilo que: «[…] Es destacable cómo la música escrita por Paco Ibáñez se compenetra con estos poemas, de forma que se creería que todo ello fue concebido y nacido junto. Su voz extraordinaria se une a ello para transmitírnoslo y hacerlo popular…».

El final del anterior párrafo presta relieve a la situación que se vivía entonces, a la que plantaron cara cantautores y productores: la censura franquista no dudó en intervenir y Paco Ibáñez —quien en 1971 se tuvo que exiliar en Francia— fue incluido en la lista de artistas prohibidos. Con ello, el vinilo se convirtió en un objeto «revolucionario», en un símbolo de la lucha contra la represión de la dictadura militar. Transmitir y hacer popular la poesía, fue el diáfano objetivo de esta obra que trascendió la belleza estética de sus impecables composiciones y su cuidada presentación —el encarte del L.P. reproducía 12 pinturas de José Ortega— para convertirse en uno de los símbolos de la generación que, algunos años después, encarnaría el cambio político en España.

Canciones/poemas como, por ejemplo, Andaluces de Jaén (el cantautor, sorprendentemente, pudo interpretarla en TVE, en 1968), en la que el contrabajo de Françoise Rabbath interpreta un diálogo maravilloso con la clara y potente voz de Ibáñez; La poesía es un arma cargada de futuro, en donde los versos de Celaya brotan combativos y enérgicos, para dar «vida, y provocar nuevos actos» al compás del vibrante sonido de la guitarra de Ibáñez o la música socarrona que acompaña el poema Don Dinero lograron que se comprendiera entonces que aquel disco era algo más, que se convertiría —como así ha sido— en una de las obras más importantes de la música española.

En alguna parte escribí que «aposté» en su momento por Paco Ibáñez, pero que «ganó» Joan Manuel Serrat, mas este debate no tiene sitio aquí, creo. Sí decir que la prolífica obra del cantautor catalán no puede compararse con la comparativamente «escasa» producción del primero: en su página web oficial (en donde se recibe al visitante con la canción La poesía es un arma…) se cuentan doce discos. Los prolongados silencios del músico nacido en Valencia y su carácter austero y poco dado a medrar en el mundo de lo mediático —nunca quiso aceptar los importantes premios que recibió en España y Francia— habrán sido, entre otras razones, los culpables del desconocimiento que sobre él tienen las nuevas generaciones.

Una falta de conocimiento por parte de los más jóvenes que también se da en el caso del disco aquí comentado: la bella portada del vinilo ha desaparecido por completo de los catálogos de reediciones y de Internet. Ni siquiera en la página oficial del cantautor el disco se llama así: ahora se titula Paco Ibáñez 2. Sin embargo, por encima de las necesidades editoriales del momento, aún queda el recuerdo de una época en que las grabaciones se vestían de calidad y arte, de unos tiempos en que algunos millonarios se arriesgaban a producir obras de autores desconocidos sin pensar en el beneficio inmediato.

Una época de ilusión y de creatividad que nunca volverá, pero que con trabajo y tenacidad se puede repetir algún día:

Si he perdido la vida, el tiempo,
todo lo que tiré como un anillo al agua.
Si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

(Blas de Otero)




Canciones incluidas en el LP:
Los unos
- Gabriel Celaya
La poesía es un arma cargada de futuro

- Miguel Hernández
Andaluces de Jaén

- Rafael Alberti
Balada del que nunca fue a Granada

- Blas de Otero
Me llamarán, nos llamarán

- Blas de Otero
Me queda la palabra

- Gabriel Celaya
España en marcha


Los otros:
- Francisco de Quevedo
Don dinero

- Luis de Góngora
Déjame en paz, amor tirano

- Anónimo
La gran pérdida de Alhama

- Francisco de Quevedo
Romance satírico

- Luis de Góngora
Verdad, mentira

- Francisco de Quevedo
Es amarga la verdad (la pobreza)